Yoga, el inicio de mi camino
Era noviembre de 2004 y por aquello que llamamos causalidad, entré en una clase de yoga. Fue un despertar. Conecté por primera vez en mi vida, sin juicio, con lo que es mi verdadera intimidad, mi cuerpo, mi respiración y mi mente.
Recuerdo ese día como si fuese ayer, un día de otoño, llovía a cántaros, caminaba sin rumbo, con la mente aturdida de pensamientos y de repente me paré, leí aquel letrero, averigüé, pagué mi clase y ese mismo día al final de la tarde asistí. La sala de yoga era un espacio pequeño, tranquilo, con música suave, de aroma agradable. La profesora, una joven muchacha, de suave voz y de quien recibí lo que considero una clase armónica, que fue como anillo al dedo para la circunstancia que en ese momento vivía.
De ahí en adelante el proceso no tuvo pausa y así, de un paso al otro, conocí el método de Ashtanga Vinyasa Yoga que es el sistema que practico desde el año 2009.