Algunos mitos acerca de la meditación.

• No lo hago porque es muy difícil. La meditación no es una práctica fácil, eso es verdad, lo certifico. Requiere de constancia, intención, dedicación. Es una práctica que requiere de tiempo y disciplina como cualquier otra cosa en la que te quieras volver experto.

• Hay que poner la mente en blanco. Este es el mito más falso de todos. La función natural de la mente es pensar. Eso es lo que ella sabe hacer y de manera rápida y cambiante. La meditación introduce espacios de silencio entre un pensamiento y otro. Disminuye el “tráfico aéreo”.

• Debes meditar por años para recibir beneficios. Desde el primer día que empiezas a meditar comienzas a obtener beneficios. Para que estos se mantengan en el tiempo, tienes que hacerlo de manera constante.

• Los que meditan no creen en Dios. Meditar es la forma más pura y directa de conectarte con Dios. Él espera en el silencio, la entrega, la pausa, el espacio para hablarte y escucharte.

• No tengo tiempo para meditar: Yo tampoco lo tengo, pero lo creo. Cuando meditar se vuelve tu prioridad porque estás convencido y has sentido que es la mejor herramienta para calmar tu mente, darle claridad, propósito, bajar el stress, ver la realidad sin tanta reactividad, y un montón de ventajas más, créeme que encontrarás el momento todos los días para meditar.

• No medito porque se supone que tengo que ver colores, visualizaciones y trascender. Para meditar no tienes que ver nada, ni esperar nada. Ello distrae tu mente, le suma tareas y expectativas. Empieza por aprender a relajarte y observar tu respiración dándole espacio a cada pensamiento tal y como es sin meterte en la historia.